Facundo de Domingo Faustino Sarmiento
La poesía para despertarse (porque la poesía es, como el sentimiento religiosos, una facultad del espíritu humano), necesita el espectáculo de lo bello, del poder terrible, de la inmensidad, de la extensión, de lo vago, de lo incomprensible, porque sólo donde acaba lo palpable y vulgar empiezan las mentiras de la imaginación, el mundo ideal.
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