Todo esto te daré de Dolores Redondo
Las granjas comenzaron a distanciarse dejando a la vista vastos campos de un verde esmeralda festoneados de muros de piedra antigua y vallados tan artísticos que habrían hecho las delicias de cualquier fotógrafo. Le sorprendió la belleza de los bosquecillos artificiales de árboles entre verde y plateado que supuso eran ecucaliptos, el casi negro de las árgomas que aún conservaban sus distintivas flores amarillas contrastando con el brezo rosado que crecía al borde de la carretera.
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