Viajera de Diana Gabaldo
Cuando te veo dormir pienso en las noches en que te arropaba, en las veces que me acercaba a escucharte respirar. Pase lo que pase, todo está bien en el mundo, porque estás tú. ¡Y cómo te llamaba en aquellos años! Gatita, calabaza, paloma, querida, dulce, cotorra… Ahora sé por qué los judíos y los musulmanes tienen novecientos nombres para denominar a Dios; al amor no le basta con una palabra. |