Nada se opone a la noche de Delphine De Vigan
"[...] no era una cuestión de edad sino de cicatriz, todo el que veía a Lucile por primera vez percibía a la vez su belleza y la marca endeleble de una caída. Lucile avanzaba sobre un cable, con gracia, algo provocadora, sin red." (Pág.307).
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