La chica salvaje de Delia Owens
Su padre le había dicho muchas veces que un hombre de verdad es aquel que llora sin vergüenza, lee poesía con el corazón, siente la ópera con el alma y hace lo que haga falta para defender a una mujer.
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La chica salvaje de Delia Owens
Su padre le había dicho muchas veces que un hombre de verdad es aquel que llora sin vergüenza, lee poesía con el corazón, siente la ópera con el alma y hace lo que haga falta para defender a una mujer.
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La chica salvaje de Delia Owens
La soledad se hizo más grande de lo que podía contener. Ansiaba la voz, la presencia, el tacto de alguien, pero ansiaba aún más protegerse el corazón.
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La chica salvaje de Delia Owens
La naturaleza la había cuidado, enseñado y protegido cuando nadie lo había hecho.
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La chica salvaje de Delia Owens
—Sabes leer, Kya. Ya no habrá un tiempo en que no sepas leer. —No es solo eso —murmuró ella, casi en un susurro—. Es que no sabía que las palabras pudieran contener tanto. No sabía que una frase pudiera estar tan llena. Él sonrió. —Es una buena frase. No todas las palabras tienen tanto contenido. |
La chica salvaje de Delia Owens
Cuando el hombre se ve acorralado, desesperado o aislado, recurre al instinto de supervivencia. Rápidos y justos, los genes triunfantes se transmiten de una generación a otra con más frecuencia que los genes amables. No es cuestión de moral, sino de matemáticas. Las palomas luchan entre ellas tan a menudo como los halcones.
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La chica salvaje de Delia Owens
Sabía que los años de aislamiento le habían alterado la conducta hasta hacerla diferente, pero ella no había tenido la culpa de esa soledad. La mayor parte de lo que sabía lo había aprendido de la naturaleza. La naturaleza la había cuidado, enseñado y protegido cuando nadie lo había hecho. Si su conducta diferente tenía consecuencias, estas derivaban del núcleo fundamental de la vida.
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La chica salvaje de Delia Owens
Y, como las fantasías vienen y van con facilidad, luego ella caminó hasta un tronco cubierto de musgo y se sentó. Él se unió en silencio. Quiso decir algo para que dejase de pensar en mamá , pero no encontró las palabras , y miraron en silencio la navegante sombra de los zapateros. Kya regresó a los escalones del porche y esperó un largo rato, pero no lloró al contemplar el final del camino. Su rostro permaneció inmóvil , sus labios eran una fina línea bajo unos ojos escrutadores . Mamá no volvió ese día.
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La chica salvaje de Delia Owens
Una camarilla de mujeres es el lugar más tierno y fuerte de la Tierra.
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La chica salvaje de Delia Owens
—¿Recuerdas, cuando leíste tu primera frase, que dijiste que algunas palabras tenían mucho contenido? —dijo un día Tate, sentado en la orilla del riachuelo. —Sí, me acuerdo. ¿Por qué? —Pues que eso pasa sobre todo en los poemas. Las palabras de los poemas sirven para algo más que decir cosas. Agitan las emociones. Hasta hacen reír. |
La chica salvaje de Delia Owens
La naturaleza parecía ser la única piedra que no se llevaría la corriente.
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La chica salvaje de Delia Owens
A Kya le bastaba con ser una parte de esa secuencia natural tan constante como las mareas. Estaba conectada al planeta y a su vida como lo están pocas personas. Enraizada en esa tierra. Nacida de esa madre.
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La chica salvaje de Delia Owens
Los rostros cambian con las penurias de la vida, pero los ojos siguen siendo una ventana a lo que se fue, y podía verlo en ellos.
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La chica salvaje de Delia Owens
¿Por qué debía ser el herido, el que aún sangra, quien carga con la responsabilidad del perdón?
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La chica salvaje de Delia Owens
Pero siguió caminando a su lado. Le había dado una oportunidad al amor, y solo quería llenar los espacios vacíos. Apaciguar la soledad mientras aislaba su corazón.
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La chica salvaje de Delia Owens
Su padre le había dicho muchas veces que un hombre de verdad es aquel que llora sin vergüenza, lee poesía con el corazón, siente la ópera en el alma y hace lo que haga falta para defender a una mujer.
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La chica salvaje de Delia Owens
- Sabes leer, Kya. Ya no habrá un tiempo en que no sepas leer. - No es solo eso -murmuró ella casi en un susurro-. Es que no sabía que las palabras pudieran contener tanto. No sabía que una frase pudiera estar tan llena. |
La chica salvaje de Delia Owens
La vida la había hecho una experta en machacar los sentimientos hasta dejarlos de un tamaño almacenable. Pero la soledad tiene brújula propia. |
La chica salvaje de Delia Owens
—Necesitas amigas, cariño, porque son para siempre. Sin juramentos. Una camarilla de mujeres es el lugar más tierno y fuerte de la Tierra.
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La guerra del fin...