El chico del ukelele de David Rees
Una broma deja de ser una broma cuando para uno de los dos no es graciosa. Ya sea unas palabras, una bajada de pantalones o un tortazo en la cara. Si el otro no se ríe, deja de hacerlo. Y si ya sabes que no se ríe y lo haces de nuevo, desde mis ojos no hay otra palabra que no sea bullying. No tienen que pegarte una paliza para sentirte así, espero que nadie nunca te pida esa justificación, como siempre me lo han hecho a mí.
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