Relojes de hueso de David Mitchell
Si no se escribe sobre una atrocidad, deja de existir en cuanto muere el último testigo. Eso es lo que no soporto. Si se escribe sobre una matanza, una bomba, o lo que sea, entonces al menos dejas una minúscula muesca en la memoria de la humanidad. Alguien, en algún lugar, en algún momento, tiene la oportunidad de saber qué pasó. Y quizá, solo quizá, hacer algo al respecto. O no. Pero al menos está ahí.
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