El atlas de las nubes de David Mitchell
Qué vulgares son esas ansias de inmortalidad, qué vanas, qué falsas. Los compositores somos simples escritorzuelos de pinturas rupestres. Componemos música por la sencilla razón de que el invierno es eterno y porque si no, los lobos y las tormentas de hielo se nos tirarían aun más deprisa a la yugular.
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