Segunda tumba a la izquierda de Darynda Jones
Toleré los zarandeos de Cookie en un esfuerzo por encontrar gracioso su comportamiento errático hasta que (por razones que en esos momentos desconocía) intentó introducirme en el maletero de su Taurus. Dos problemas surgieron en el acto: primero se me enredó el pelo en el cierre y, segundo, ya había un difunto allí dentro. |