El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas de Darío Vilas
Durante mucho tiempo creí que libraba una lucha para contener amenazas como la suya y alejarlas del resto del mundo, manteniendo a raya a estos súcubos salidos del averno para poner en jaque a los hombres. Estaba equivocado, solo me quieren a mí. Yo soy su alimento, lo que les da poder. Me necesitan y por eso siempre salen a mi encuentro. |