Cielo azul de Daria Bignardi
(…) Los hombres pierden la cabeza al llegar a los cincuenta, ya no temen hacer el ridículo: algunos se compran una moto, otros se ponen camisetas de cantantes… Y expulsan a los testigos incómodos, o sea, a nosotras, preciosa, las compañeras de toda la vida, aquellas gracias a las cuales se han convertido en lo que son. (…)
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