La torre de Daniel O'Malley
—Sí —suspiró su jefa—. Seguro que mantenemos una charla muy agradable. Lo único que necesito es ponerme la cara de dar miedo. —¿Tienes una cara de dar miedo? —inquirió Ingrid, escéptica. —Sí —respondió Mifanwy, indignada—. Claro que tengo una cara de dar mucho miedo. Ingrid la examinó durante un momento. —Entonces, le aconsejaría quitarse la rebeca, torre Thomas —sugirió con mucho tacto—. Es posible que las flores de los bolsillos resten efectividad a su amenaza. |