La medición del mundo de Daniel Kehlman
Ahora sabía, informó a Kunth, a qué quería dedicarse. A la vida. Kunth repuso que no podía aprobarlo. Que la vida se componía de otras tareas que la de simplemente estar ahí. Que el contenido de una existencia no se limitaba a vivir. No lo decía en ese sentido, contestó. Él deseaba investigar la vida, comprender la extraña tenacidad con la que envolvía al globo terráqueo. ¡Ansiaba desentrañar sus secretos! |