Cada siete olas de Daniel Glattauer
Yo no soy una mercancía que le pertenece a uno y por tanto no puede pasar a ser propiedad del otro. Yo me pertenezco a mí misma. A mí y a nadie más. No soy algo que le puedas quitar a nadie, y ningún marido del mundo puede quedarse conmigo. Solo yo me quedo y me quito. Algunas veces también me doy. Y otras veces me entrego. Pero solo raras veces. Y no a cualquiera.
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