Roxana, o la cortesana afortunada de Daniel Defoe
Había tenido tan mala suerte con mi primer marido que odiaba la idea de volver a casarme. Había descubierto que a una esposa se la trata con indiferencia y a una amante con pasión; que a una esposa se la considera una especie de criada de rango superior, mientras que una amante es soberana; una esposa debe renunciar a todo lo que tiene y se le reprochará hasta el más mínimo ahorro que haga aunque sea su dinero de bolsillo; en cambio una amante hace cierto el dicho de que lo que tiene un hombre es de ella y lo que tiene ella también; la esposa debe soportar cientos de insutos y tiene la obligación de aguantar sin rechistar o marcharse y arruinarse; cuando a una amante la insultan, se va y busca un nuevo amante.
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