Cristina López Schlichting
Cuando se empieza a larvar el adulto, el cuerpo cambia, pero también el alma. No es sólo que empiezas a alcanzar los estantes más altos de la casa con tu nueva estatura, es que además empiezas a intuir secretos arcanos. Es en ese momento -en que los chicos dan el estirón y en las chicas apunta la hermosura de la hembra- que todos descubrimos que detrás de las puertas, en el fondo de los libros, al otro lado de las palabras, pasan cosas inauditas.
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