Pan de limón con semillas de amapola de Cristina Campos
Porque la mirada de Anna no requería de palabras. Néstor, sin que ella se lo explicara, supo que su hija se había enamorado por primera vez. Su esposa nunca aceptaría esa ingenua relación, pero él dejaría que Anna la viviera, sabiendo que era una historia de amor imposible, como la que él tuvo una vez. Auguró un final triste como el que él tuvo, pero sabía que pasara lo que pasara valía la pena vivirlo.
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