Mar de Invierno en Cadaqués de Cristina Bou
Lo que no notó ese día fue el veneno. Lo sentía en ese momento, oyendo la melodía sonar sin parar en el altavoz de su teléfono. Lo sentía arderle en las venas y circularle por todo el cuerpo, hasta inundarle el corazón. Lloró apoyada en la pared. Lloró por la chica del espejo, porque había visto en sus ojos algo que no se esperaba, algo que le sorprendía y aterraba a partes iguales: había visto brillar el deseo, la esperanza, la ilusión.
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