Cómo entrenar a tu dragón de Cressida Cowell
Desdentado apretó su frente contra la frente de Hipo y le miró a los ojos profunda y solemnemente. Allí se quedaron los dos, hocico contra nariz, sin moverse durante unos sesenta segundos. Hipo tenía que parpadear mucho, porque la mirada de un dragón es hipnótica y da la desconcertante sensación de que te está absorbiendo el alma. Hipo estaba pensando: "vaya, esto resulta sorprendente, realmente estoy contactando con él", cuando Desdentado se inclinó y le mordió el brazo. |