Mulata, hechicera, bailarina. Tres historias de amor de Claudia Verónica Giudici
Él le acarició la piel morena del rostro y se deleitó con el brillo de sus ojos hasta que por fin dijo: —Eres tan hermosa y única… Ella sonrió y lo besó en los labios dulcemente, sabiendo que ese mágico momento implicaba una despedida. |