Irlanda. Luchando por una pasión de Claudia Velasco
Aquello no estaba previsto así, no al menos desde su punto de vista, y según seguían discutiendo desde entonces, el Domingo Sangriento unificó al movimiento obrero (el irlandés y el británico que los apoyó desde Inglaterra), pero causó una profunda disensión dentro de las filas nacionalistas irlandesas, que habían planificado una huelga general más organizada y efectiva, menos violenta y más segura, más política. Sin embargo, se les había ido de las manos y los británicos habían tenido una excusa perfecta para seguir paralizando el Irish Home Rule, reprimiendo de paso a los ciudadanos y dejando claro que el control lo seguían manteniendo ellos, con paros o sin paros, porque eran los que tenían el poder de sacar el ejército y la policía a la calle para abortar cualquier intento de atacar a la Corona.
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