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Historia de una flor de Claudia Casanova
—Mira, Heinrich. ¡Es la flor, la Saxifraga! Señala una planta de tallo humilde, una flor en forma de pequeña campana, abierta y blanca, que brota en un pequeño arbusto, no más alto de un codo. Heinrich se acuclilla y la observa atentamente. —Se parece a ti: es sencilla y fuerte a la vez, y su belleza se apodera de uno en silencio, casi sin darte cuenta. Hay que nombrarla. Y solo puede llamarse de una manera: Saxifraga alba. |