La pasión según G. H. de Clarice Lispector
Solamente a la luz de la cucaracha he sabido que todo lo que nosotros dos tuvimos antes era ya amor. Fue preciso que la cucaracha me doliese tanto como si me arrancasen las uñas; y entonces no soporté más la tortura y confesé, estoy confesando. No soporté más y estoy confesando que ya sabía una verdad que nunca tuvo utilidad ni aplicación, y que yo temería aplicar, pues no soy lo bastante adulta para saber usar una verdad sin destruirme.
|