La pasión según G. H. de Clarice Lispector
Cómo llamar de otro modo a aquella cosa horrible y cruda, materia prima y plasma seco, que estaba allí, mientras yo retrocedía hacia dentro de mí con una náusea seca, yo cayendo siglos y siglos dentro de un lodo, era lodo, y ni siquiera lodo ya seco, sino lodo aún más húmedo y más vivo, era un lodo donde se revolvían con lentitud insoportable las raíces de mi identidad.
|