La hora de la estrella de Clarice Lispector
Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres. Escribo porque soy un desesperado y estoy cansado, no aguanto más la rutina de serme y si no fuese la sempiterna novedad de escribir, me moriría simbólicamente todos los días.
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