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Clarice Lispector
A veces tengo la impresión de que escribo por simple curiosidad intensa. Es que, al escribir, me doy las sorpresas más inesperadas.
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Clarice Lispector
A veces tengo la impresión de que escribo por simple curiosidad intensa. Es que, al escribir, me doy las sorpresas más inesperadas.
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres. Escribo porque soy un desesperado y estoy cansado, no aguanto más la rutina de serme y si no fuese la sempiterna novedad de escribir, me moriría simbólicamente todos los días.
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
Me dedico a la nostalgia de mi antigua pobreza, cuando todo era más sobrio y digno y todavía jamás había comido langosta.
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
"Pero Macabea, de un modo general, no se preocupaba de su propio futuro: tenerlo era un lujo. Había oído en Radio Reloj que existían siete mil millones de personas en el mundo. Ella se sentía perdida. Pero con su tendencia a ser feliz, se consoló inmediatamente: había siete mil millones de personas para ayudarla." (Pág.64).
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
Soy un hombre que tiene más dinero que los que pasan hambre, lo que me convierte de algún modo en alguien deshonesto. Yo sólo miento en la hora exacta de la mentira. Pero cuando escribo no miento. ¿Qué más? Sí, no tengo clase social, marginal que soy. La clase alta me tiene como un monstruo raro, la clase media desconfía de que yo pueda desequilibrarla, la clase baja nunca viene a mí.
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
Está claro que, como todo escritor, estoy tentado a usar términos suculentos: conozco adjetivos esplendorosos, carnosos sustantivos y verbos tan elegantes que atraviesan agudos el aire en busca de acción, ya que la palabra es acción, ¿o no están de acuerdo? Pero no voy a adornar la palabra porque si llego a tocar en el pan de la muchacha, el pan se convertirá en oro y la joven (ella tiene diecinueve años) y la joven no podría morderlo y moriría de hambre. Tengo entonces que hablar de un modo sencillo para captar su delicada y vaga existencia.
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
"Entonces se defendía de la muerte viviendo menos, gastando poco de su vida para que no se le acabara. Esa economía le daba alguna seguridad, porque el que cae al suelo, de allí no pasa. ¿Tendría la sensación de que vivía para nada? No puedo saberlo, pero creo que no. Solo una vez se hizo una pregunta trágica: ¿quién soy yo? Se asustó tanto que dejó de pensar por completo." (Pág.35).
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
"Esa muchacha no sabía que ella era lo que era, tal como un cachorro no sabe que es cachorro. Por eso no se sentía infeliz. Lo único que quería era vivir. No sabía para qué, no se lo preguntaba. Quien sabe, tal vez encontraba que había una ínfima gloria en vivir. Pensaba que una persona está obligada a ser feliz. De modo que lo era.'" (Págs.29-30).
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
"Escribo porque no tengo nada que hacer en el mundo: estoy de sobra y no hay lugar para mí en la tierra de los hombres. Escribo por mi desesperación y mi cansancio, ya no soporto la rutina de ser yo, y si no existiese la novedad continua que es escribir, me moriría simbólicamente todos los días." (Pág.22).
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La pasión según G. H. de Clarice Lispector
La desheroización de mí misma está minando subterráneamente mi edificio, cumpliéndose sin yo saberlo como una vocación ignorada. Hasta que por fin me sea revelado que la vida en mí no tiene mi nombre. Y tampoco yo tengo nombre, y este es mi nombre. Y porque me despersonalizo hasta el punto de no tener nombre, respondo cada vez que alguien dice: yo. La desheroización es el gran fracaso de una vida. No todos llegan a fracasar, porque es demasiado trabajoso, es preciso subir antes penosamente hasta llegar por fin a la altura desde la que se puede caer; solo puedo alcanzar la despersonalización del mutismo si antes he construido toda una voz. Mis civilizaciones eran necesarias para que yo subiese hasta el punto de tener de dónde descender. |
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La pasión según G. H. de Clarice Lispector
Es una metamorfosis donde pierdo todo lo que tenía, y lo que tenía era yo; solo tengo lo que soy. Y ahora, ¿qué soy? Soy: estar de pie ante un espanto. Soy: lo que he visto. No entiendo y temo entender, la materia del mundo me espanta, con sus planetas y sus cucarachas.
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
En términos generales, no se preocupaba por su futuro: tener futuro era un lujo.
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Cerca del corazón salvaje de Clarice Lispector
El fin de la lucidez de Juana se mezcló con el navío escorado sobre las olas moviéndose. Bastaba mover la cabeza para que las olas la acompañaran. Pero ella había tenido algo, lo había tenido. Un marido, senos, un amante, una casa, libros, cabellos cortados, una tía, un profesor.
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Cerca del corazón salvaje de Clarice Lispector
La musica era de la misma categoría que el pensamiento, ambos vibraban en el mismo movimeinto y especie. De la misma calidad del pensamiento tan íntimo que, al oírla, éste se revelaba.
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Cerca del corazón salvaje de Clarice Lispector
Súbitamente había sentido la necesidad de encontrarle, de sentirlo firme y frío. En cierto modo le parecía que con la boda traicionaba toda su vida pasada. Quería volver a ver al profesor, sentir su apoyo.
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La hora de la estrella de Clarice Lispector
Es la historia de una inocencia herida, de una miseria anónima, sobre una muchacha que no sabía que ella era lo que era y que por ello no se sentía infeliz.
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La pasión según G. H. de Clarice Lispector
Miré la habitación donde yo misma me había hecho prisionera, y busqué una salida; desesperadamente intentaba escapar, y había retrocedido tanto dentro de mí, que mi alma se había pegado a la pared, sin poder siquiera impedirme, sin querer impedirme ya, fascinada por la certidumbre del imán que me atraía; [...]. Había retrocedido hasta la médula de mis huesos, mi último reducto.
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Un soplo de vida de Clarice Lispector
[...] Por dentro siempre me he perseguido. Me he vuelto intolerable para mí misma. Vivo en una dualidad desgarradora. Tengo una libertad aparente: estoy presa dentro de mí.
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Un soplo de vida de Clarice Lispector
Mi vida es un gran desastre. Es un desencuentro cruel, es una casa vacía. Pero tiene un perro dentro ladrando.
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Felicidad clandestina de Clarice Lispector
Así, cuando emergía, era una criada. A quien llamaban constantemente desde la oscuridad de su atajo para funciones menores, para lavar la ropa, secar el piso, servir a unos y a otros. ¿Pero servía realmente? Pues si alguien prestase atención, vería que ella lavaba la ropa - al sol; que secaba el piso - mojado por la lluvia; que extendía las sábanas - al viento. Ella se las arreglaba para servir mucho más remotamente, a otros dioses. Siempre con la entereza de espíritu que había traído del bosque. Sin un pensamiento: apenas cuerpo en movimiento calmo, rostro pleno de una suave esperanza que nadie da y nadie quita. (La criada) |
_ _ _ _ _ _ en la ventana. (A. J. Finn)