Dormir en un mar de estrellas de Christopher Paolini
El cambio era notable, y también inesperado. Pero los nombres -ahora lo comprendía- alteraban y definían todas las cosas, incluidas las relaciones. Ocurría lo mismo con las mascotas: una vez que les ponías nombre ya no había vuelta atrás; tenías que quedártelas quisieras o no.
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