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La librería ambulante de Christopher Morley
El sentido común es la cosa menos común que hay en el mundo.
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Calificación promedio: 5 (sobre 69 calificaciones)
/Autores, editores, bloggers, booktubers, bookstragramers, colaboradores y lectores se sumaron con una breve lectura a la conmemoración del Día Internacional del Libro. La lectura es un festejo y el libro el salón de fiesta. Gracias a cada uno de los invitados de Océano y los sellos en distribución. Día Internacional del Libro 23 de abril 2020. ¡Gracias! Gisela Méndez La mejor versión de ti (Océano) Juan Pablo VillalobosLa invasión del pueblo del espíritu (Anagrama) Iris Coria / Sweet Darkness Magia sombría, Joshua Kha (Océano Gran Travesía) Eduardo Halfon El boxeador polaco (Libros del Asteroide) Zaybet Hipston / Difusión infantil y juvenil Max la fugitiva, Brenna Yovanoff (Océano Gran Travesía) Bruno Segura / @Polimateando El encargo, Claudia Rueda (Océano Travesía) Naytze Valencia / Océano Travesía Su majestad chiquitita, Sally Lloyd-Jones (Océano Travesía) Alexis Jiménez / Promoción Océano El don de la ira, Arun Gandhi (Océano ámbar) Jessica J. Lockhart El optimista que hay en ti (Kan) Pablo Martínez / Editor en Jefe Océano México Moctezuma, José Luis Trueba (Océano) María Emilia Beyer Luz propia (Océano Travesía) Mónica Hernández / Editorial Océano Geralt de Rivia. El último deseo, Andrzej Sapkowski (Alamut) Alejandro Zambra Poeta chileno (Anagrama) Juana Inés Dehesa Manual del Treintón (Océano) Guadalupe Loaeza Las reinas de Polanco (Océano) Violeta Paredes / Colission La frágil belleza del cristal, Amy Harmon (Principal de los Libros) Fabiola Bautista / editora de enlace Océano El cuerpo en que nací, Guadalupe Nettel (Anagrama) M.B. Brozon JJ. Sánchez y el último sábado fantástico (Océano Gran Travesía) Lolbe Caballero / Tiempo de Lectura La isla del fin del mundo, Kiran Millwood Hargrave (Ático de los Libros) Paca Flores / Directora Editorial Periférica La librería ambulante, Christopher Morley (Editorial Periférica)
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La librería ambulante de Christopher Morley
El sentido común es la cosa menos común que hay en el mundo.
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La librería encantada de Christopher Morley
Agradezco humilde y sinceramente la devolución de este libro que, tras sobrevivir a los peligros de la biblioteca de mi amigo, regresa ahora a mí, sano y salvo, en condiciones razonablemente aceptables. Agradezco humilde y sinceramente que mi amigo no le diera este libro a su hijo como si fuera un juguete ni lo usara como cenicero para sus puros, ni para afilar los dientes de su mastín. Cuando presté este libro lo di por perdido: me resigné a la amargura de verlo partir para siempre; nunca pensé que volvería a ver sus páginas. ¡Pero ahora que mi libro me ha sido devuelto, me siento pletórico de regocijo y gratitud! Traedme aquí al gordo marroquinero para reencuadernar el volumen y ponerlo en su lugar de honor en mis estanterías: pues mi libro prestado me ha sido devuelto. Ahora, por lo tanto, tendré que devolver algunos de los libros que yo mismo he tomado prestados. |
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La librería ambulante de Christopher Morley
Creo que leer un buen libro te hace modesto.Cuando uno logra ver con lucidez el interior de la naturaleza humana, cosa que te proporcionan los grandes libros,uno siente la necesidad de hacerse pequeño. Es como mirar la Osa Mayor en una noche clara o como ver el amanecer en invierno cuando uno va a recoger los huevos de la mañana. Y cualquier cosa que te haga sentir pequeño es maravillosamente buena.
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La librería ambulante de Christopher Morley
"Cuando le vendes un libro a alguien no solamente le estás vendiendo doce onzas de papel, tinta y pegamento. Le estás vendiendo una vida totalmente nueva. Amor, amistad y humor y barcos que navegan en la noche. En un libro cabe todo, el cielo y la tierra, en un libro de verdad, quiero decir." |
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La librería ambulante de Christopher Morley
Cuando le vendes un libro a alguien le estás vendiendo una vida totalmente nueva.
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La librería ambulante de Christopher Morley
Recuerdo que, a veces en la granja solía apoyarme sobre una pila de troncos, justo antes de la cena, a contemplar por un instante esas puestas de sol púrpura de octubre.
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La librería ambulante de Christopher Morley
Creo que la gente común y corriente, la del campo, quiero decir, nunca ha tenido la oportunidad de comprar libro y mucho menos de que alguien les hable de lo que significan. Está bien que los decanos de las universidades exhiban sus estanterías de dos metros llenas de la mejor literatura y que los editores publiciten su colección de Clásicos del Linóleo, pero lo que la gente necesita es algo bueno, familiar, honesto. Algo que les llegue a las entrañas, que los haga reír y temblar y marearse y pensar en la pequeñez de esta bola de palomitas de maíz que gira en el espacio sin obtener nada a cambio. Algo que los estimule a mantener limpio el hogar y la leña bien partida para hacer el fuego y los platos bien lavados y secados y ordenados. Cualquiera que haga leer a la gente del campo cosas que valgan la pena le estará prestando un gran servicio a la nación. Y eso es lo que esta caravana de la cultura pretende hacer...
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La librería ambulante de Christopher Morley
«El mundo está lleno de grandes escritores que hablan de literatura», dijo, «pero todos ellos son egoístas y aristocráticos. Addison, Lamb, Hazlitt, Emerson, Lowell, escoja al que quiera, conciben el amor por los libros como un escaso y perfecto misterio al alcance de unos pocos, algo reservado al silencioso estudio donde se refugian en las noches con una vela, un cigarro, una copa de oporto sobre la mesa y un perrito de aguas junto a la chimenea. Lo que quiero decir es: ¿quién se ha aventurado alguna vez en las montañas y los campos para llevarles la literatura a las gentes más simples?, ¿quién ha llevado la literatura hasta sus mismos hogares, hasta sus razones y corazones, como dicen por ahí? Cuanto más se adentra uno en el campo, menos y peores libros se ven.
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La librería ambulante de Christopher Morley
Incluso los editores, los tipos que imprimen los libros, no se dan cuenta de lo que estoy haciendo por ellos. Algunos se resisten a darme crédito porque vendo los libros por lo que valen y no por los precios que ellos les ponen. Me escriben cartas sobre la política de los precios fijos y yo les respondo hablándoles de mi política del mérito fijo. Que publiquen un buen libro y ya verán cómo lo vendo a buen precio. ¡Eso les digo! A veces creo que nadie sabe tan poco sobre libros como los propios editores. Aunque supongo que es algo natural. La mayoría de maestros de escuela no conoce bien a los niños.
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La librería ambulante de Christopher Morley
Los chicos de la ciudad al menos tienen las bibliotecas, pero aquí en el campo sólo está el almanaque del viejo doctor Hostetter y esas cartas en las que unas señoras reumáticas hablan de lo bien que les funcionó la Peruna. Deles a estos dos chicos suyos unos cuantos buenos libros y los pondrá en el ancho y casi siempre bloqueado camino hacia la felicidad. Ahí tiene Mujercitas, donde su chica podrá aprender mucho más sobre la auténtica juventud de las señoritas y la adecuada feminidad de las mujeres que en todo un año de juegos con muñecas en el desván.
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¿Qué objeto le lanzaron los gemelos Weasley a Voldemort a la cara?