El ladrón de lengua negra de Christopher Buehlman
De todos nuestros talentos, los dioses odian con pasión aquellos que más nos asemejan a ellos.
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El ladrón de lengua negra de Christopher Buehlman
De todos nuestros talentos, los dioses odian con pasión aquellos que más nos asemejan a ellos.
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Los del otro lado de Christopher Buehlman
El chico tardó un buen rato en hablar después de que le quitáramos el collar. Le presté mi abrigo. Se limitó a sollozar y a caminar con nosotros en dirección al río, mientras su hermano le echaba un brazo sobre los hombros. Los temblores le vinieron en oleadas. Cuando por fin habló, pretendía que él y yo nos alejáramos de Lester porque no quería que su familia supiera lo que tenía que decir. Pero no le quedaba más remedio que hablar para que alguien supiera qué eran.
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Los del otro lado de Christopher Buehlman
Tenía una energía especial, algo que iba más allá de las bombillas y motores de combustión. Poco después de ponerme en marcha, sentí que algo o alguien me observaba. Me detuve. Eran alrededor de las cinco de la tarde. El calor del día había alcanzado su cénit y empezaba a ser un poco más llevadero. Las sombras habían comenzado a alargarse. La sensación de que me vigilaban era tan intensa que empecé a notar cierto calor en la nuca. |
Los del otro lado de Christopher Buehlman
Que me devorara el corazón me pareció una opción buena y definitiva. Quería yacer con los muertos. Quería dejar de sentir, perder la vista y la memoria. Pero eso no es lo que sucedió. Conservé la memoria. Sobre todo en las partes que no deseaba |
El ladrón de lengua negra de Christopher Buehlman
Si el honor decidía hacer acto de presencia en nuestras aventuras, recé para ser capaz de reconocerlo; me lo habían señalado en varias ocasiones, de lejos, pero aún no había tenido el placer de estrecharle la mano.
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El ladrón de lengua negra de Christopher Buehlman
La suerte existe de veras, y quien afirme lo contrario solo pretende atribuir su éxito a méritos propios. La suerte es como un río. Soy capaz de percibir cuándo estoy sumergido en él, y también cuándo estoy fuera.
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El ladrón de lengua negra de Christopher Buehlman
Aunque fuésemos a zambullirnos de cabeza en el corazón de un ejército de gigantes y nuestros días estuvieran contados, supe que el destino me había ligado a la mujer adecuada.
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El ladrón de lengua negra de Christopher Buehlman
Ninguna corona es tan estable como para que un cuchillo en la oscuridad no pueda tumbarla.
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