Fantasma oscuro de Christine Feehan
No replicó. Andre dio por sentado que obedecería. Lo hacía mucho. Tarde o temprano acabaría por entender que no se le daba bien respetar a las figuras de autoridad. Él podía dar sus órdenes con su voz sexi y grave, pero eso no significaba que ella tuviera que obedecer.
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