Historia de dos ciudades de Charles Dickens
Otras tinieblas no menos densas habrían de envolverlas algún otro día, cuando aquellas campanas, que entregaban su voz al viento en sus jaulas aéreas, se transformasen en cañones atronadores y el redoble del tambor ahogase los gritos y lamentos; cuando aquellas mujeres, tan envueltas en sombra que ni siquiera sentadas alrededor de un armazón aún sin construir haciendo punto y más punto, y cortando las cabezas que cortaría el verdugo
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