Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Por aquel entonces nosotros, los británicos, habíamos decidido con toda rotundidad que sería un acto de traición dudar de que tuviésemos y fuésemos lo mejor de todo; de no ser así, mientras me hallaba asustado entre la inmensidad de Londres, creo que podría haber llegado a tener mis leves dudas sobre si no era un lugar bastante feo, sinuoso, angosto y sucio.
|