La última carta: El club de Posdata: te quiero de Cecelia Ahern
La vida tiene raíces e igual que las de un árbol luchando por su supervivencia, esas raíces se extienden y prolongan en busca de agua, son capaces de levantar cimientos, arrancar cualquier cosa que se interponga en su camino. Su alcance es imfinito; su mera presencia surte un efecto eterno de una manera u otra. Puedes talar un árbol, pero no puedes matar lo que este comenzó ni toda la vida que brotó de él.
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