Ciudad de las almas perdidas (Cazadores de sombras 5) de Cassandra Clare
—Siempre había supuesto que me mataría algún demonio —prosiguió Jace—. Un subterráneo renegado. Una batalla. Pero entonces me di cuenta de que podía morirme si no lograba besarte, y pronto. Clary chasqueó los secos labios. —Bueno, lo hiciste —dijo ella—. Lo de besarme, me refiero. Él le cogió un rizo entre los dedos. Estaba tan cerca como para que ella notara el calor de su cuerpo, el olor a jabón, piel y cabello. —No lo suficiente —replicó él, mientras dejaba que el rizo se le escapara de la mano—. Si te besara todo el día durante todos los días que me quedan de vida, no sería suficiente. |