Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Es muy consciente de que la política implica mostrar amabilidad con personas a las que uno aborrece, pero desearía que, por una vez, solo una vez, Henry se comportarse como un ser humano y no como un lindo muñeco de cuerda que se vende en la tienda de regalos de un palacio.
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