Intemperie de Jesús Carrasco
El chico escuchó la palabra "alguacil" en boca del pastor y sintió cómo la sangre le ardía en los talones y cómo esa flama subía desde el suelo y le abrasaba por dentro como sólo lo hace la vergüenza.
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Calificación promedio: 5 (sobre 126 calificaciones)
/En el año 2011, el narrador de esta novela y su familia llegaron, de un modo azaroso, a una vivienda casi en ruinas situada en un pequeño pueblo del sur de España. Un acuerdo con el propietario les permitiría hacer uso de ella mientras él encontraba financiación para construir allí unos apartamentos. Era solo cuestión de tiempo que la casa fuera derribada. Sin embargo, durante los años siguientes, pasaron largos periodos en ella, reparándola con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro y celebración. Allí recibieron a vecinos y amigos; con ellos compartieron comida, música, trabajo y risa. Allí la familia llegó a convivir con una docena de gallinas, varios caballos y burros, dos perros y algún ratón. Nunca perdieron de vista que terminarían llegando las máquinas excavadoras, lo que convirtió la experiencia en aquella casa en una elocuente metáfora de la vida: nos entregamos a ella aun sabiendo que termina. "Elogio de las manos" es una novela tan extraordinaria como la peripecia vital de sus protagonistas, una historia en la que caben la aventura, la reflexión y el recuerdo. Con el talento expresivo que le caracteriza, Jesús Carrasco logra que la vida se cuele entre sus páginas, demostrando que la profundidad no está reñida con la ligereza y que ambas pueden iluminar un libro inolvidable.
Intemperie de Jesús Carrasco
El chico escuchó la palabra "alguacil" en boca del pastor y sintió cómo la sangre le ardía en los talones y cómo esa flama subía desde el suelo y le abrasaba por dentro como sólo lo hace la vergüenza.
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Llévame a casa de Jesús Carrasco
Se abrazan brevemente, quizá por primera vez en sus vidas. Pésame, respuesta a pésame, asentimientos, apretones de labios, movimientos de negación con la cabeza, silencios con grillos y cigarras al fondo. No hay manera de entender la muerte y por eso el ser humano ha desarrollado esa gestualidad apesadumbrada y difusa.
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Intemperie de Jesús Carrasco
Él había ejercido la violencia tal y como había visto hacer siempre a quienes le rodeaban y ahora, como ellos, reclamaba su parte de impunidad. La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio de un campo de terror, él había levantado la espada en lugar de poner el cuello. Sentía que había bebido la sangre que convierte a los niños en guerreros y a los hombres en seres invulnerables.
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Intemperie de Jesús Carrasco
Envolvió con sus manos las del chico y, sin decir palabra, manipuló las tetas haciendo que la leche saliera despedida. Y así, mediante esa imposición, el viejo le transmitió al muchacho el rudimento del oficio, otorgándole en ese instante la llave de una sabiduría perenne y esencial. La que extraia leche de las entrañas de los animales o hacía que de una espiga pudiera brotar un trigal.
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Intemperie de Jesús Carrasco
-Sí no los entierras se los comerán los pájaros. -¿Qué importa ya? -Sí importa -Esos hombres no lo merecen. -Por eso debes hacerlo. |
Intemperie de Jesús Carrasco
La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio de un campo de terror, él había levantado la espada en lugar de poner el cuello
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Llévame a casa de Jesús Carrasco
El amor florece en las neveras llenas, en las sábanas planchadas y no tiene porqué menguar en la distancia.
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Intemperie de Jesús Carrasco
"No eran testigos del paso del tiempo, sino que era el tiempo quien les debía a ellos su naturaleza"
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Intemperie de Jesús Carrasco
Embriagado por la abundancia laberíntica y cavernosa de las pulpas calientes. Los colores de la maduración, la fina piel como una frontera delicadísima o como un débil pretexto de la canícula para aguantar solo hasta la llegada del tacto.
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Gregorio Samsa es un ...