Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
- ¿Por qué nos pasa esto, mamá? Nosotros no hemos hecho nada malo. - Es la guerra, cariño. Es un maldito juego en el que todos pierden. |
Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
- ¿Por qué nos pasa esto, mamá? Nosotros no hemos hecho nada malo. - Es la guerra, cariño. Es un maldito juego en el que todos pierden. |
Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
todos los que estaban allí, víctimas y verdugos, eran prisioneros de una misma alambrada, dos caras de una misma moneda gris y silenciosa
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Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
—¿Por qué nos pasa esto, mamá? Nosotros no hemos hecho nada malo. —Es la guerra, cariño. Es un maldito juego en el que todos pierden. |
Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
—Estos eran mis juguetes. Le ofreció una de las figuritas para que pudiera admirarla de cerca. Eran de una calidad extraordinaria. —Ahora somos nosotros los juguetes —pensó en voz alta—. Sus soldaditos de plomo. Dóciles, manejables, obedientes, importantes pero sustituibles. Sus juguetes de la guerra. |
Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
En ese mismo momento se dio cuenta de lo mucho que se había equivocado solicitando el cambio de destino, al comprender que todos los que estaban allí, víctimas y verdugos, eran prisioneros de una misma alambrada, dos caras de una misma moneda gris y silenciosa.
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Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
El relato de Simon estaba lleno de terror, torturas y hambre. De mezquindad, de avaricia, de venganza y de esclavitud. En aquel lugar, la debilidad se pagaba con la muerte. Y el trabajo extenuante con agua sucia y trozos de pan podridos que provocaban peleas, patéticos espectáculos para los ojos sádicos de oficiales y soldados que disfrutaban con tanta brutalidad.
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Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
—Salvando a un hombre salvas al mundo. —Para salvar a muchos has tenido que sacrificar a uno. Eres una buena persona. Dios sabrá recompensarte. |
Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
—Amigo Dante, eso es lo que tiene el juego de la guerra, que a veces se gana y a veces se pierde. —No se equivoque, señor. El problema es que nosotros no jugamos. Nosotros somos los juguetes. |
Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
... pero el hombre que no quiere luchar es un hombre vencido. Y la muerte es un rival poderoso.
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Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
Es curioso cómo puede cambiarse la historia a base de olvidos, cómo alguien puede desaparecer para siempre si no tiene quien lo recuerde.
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Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
—Podemos tratar todas las heridas superficiales —le dijo a Ilse cuando terminó con el último —, pero no sé cómo van a sobrevivir a las terribles secuelas que les quedarán en el alma.
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Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
El problema es que nosotros no jugamos. Nosotros somos los juguetes
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Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
- Amigo Dante, eso es lo que tiene el juego de la guerra, que a veces se gana y a veces se pierde. - No se equivoque, señor. El problema es que nosotros nos jugamos. Nosotros somos los juguetes. |
Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla
Se hicieron muchas cosas de las que ahora nos avergonzaríamos. Era una cuestión de supervivencia. Tuvimos vivencias maravillosas, pero también se perdió mucho por el camino. Éramos muy jóvenes y casi ni nos dimos cuenta, pero nos enseñaron a calibrar nuestras palabras y a ocultar nuestros pensamientos. Aprendimos a guardar muchos secretos…
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Geranios en el balcón de Carolina Pobla
Estaba emocionalmente agotada. Empezaba a aceptar, con resignación, que no siempre se podía decidir sobre el futuro. A veces era la vida la que ponía a uno entre la espada y la pared.
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Geranios en el balcón de Carolina Pobla
Si caminas siempre delante de la gente que te quiere, no vamos a poder seguirte.Pero si caminas a nuestro lado-dijo, y le dio unas palmaditas cariñosas en la mano entonces podremos acompañarte. Se acordaba de su padre, hombre rebosante de ideas, que solía decirle que en la vida no había que depositar todo el dinero en un solo banco, toda la confianza en un solo amigo ni todo el amor en una sola mujer. |
¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?