La confidente de Carmen de Burgos
Todas las mujeres la buscaban por confidente. Dolores y recados se le confiaban por igual. Y ella las oía cumpliendo la obra de Misericordia más alta de todas, la que exige el caudal espiritual de quien puede practicarla, la que sólo pueden ejercer las millonarias en espiritu: consolar al triste.
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