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Azul Estocolmo de Carmen Sereno
A veces, el problema del vértigo no es el miedo a caer, sino las ganas de arrojarse.
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Maldito síndrome de Estocolmo de Carmen Sereno
Ese hombre huele a peligro a un kilómetro de distancia.
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Nadie muere en Wellington de Carmen Sereno
Puede que seamos más frágiles de lo que estamos dispuestos a reconocer y más fuertes de lo que podemos llegar a imaginar.
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Nadie muere en Wellington de Carmen Sereno
Cuando me abrazas haces que todo lo que está roto se vuelva a unir.
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Nadie muere en Wellington de Carmen Sereno
Hay un límite para el dolor que un corazón es capaz de soportar y yo superé el mío hace tiempo.
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Nadie muere en Wellington de Carmen Sereno
Supongo que hay cosas que solo se nos revelan cuando estamos muy cerca de otra persona.
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Nadie muere en Wellington de Carmen Sereno
La única certeza irrefutable que tenemos es que la vida no es más que un espacio entre paréntesis.
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Azul Estocolmo de Carmen Sereno
A veces, es necesario perderlo todo para comprender qué le hace falta a tu vida en realidad.
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Azul Estocolmo de Carmen Sereno
Tú sacas todo lo bueno que hay en mi, lo moldeas con las manos y lo mejoras.
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Maldito síndrome de Estocolmo de Carmen Sereno
Y entonces se precipita sobre mí de forma inesperada, encerrando entre las manos mis mejillas encendidas como un volcán en erupción, y su boca choca con mi boca, que se abre solícita y se rinde a la supremacía húmeda de su lengua hambrienta y feroz. Yo no lo sabía, pero un beso pueda hacer que el tiempo se detenga. Un beso puede silenciar los pensamientos más oscuros y las palabras más hirientes. Un beso es la cura contra el dolor, porque un beso es el perdón por todos los pecados de la estupidez humana |
Maldito síndrome de Estocolmo de Carmen Sereno
¿Cuándo se volvió más importante vender que curar? Supongo que cuando las empresas como Laboratorios Grau o Felleman Galenics se dieron cuenta de que las enfermedades les salían rentables. Es innegable que ganan tanta pasta con ellas como la industria armamentística con las guerras. Y, del mismo modo que los fabricantes de armas no promueven precisamente la paz en el mundo respondiendo a intereses lucrativos, no es tan descabellado pensar que las farmacéuticas tienen idénticos motivos para no promover la salud.
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Maldito síndrome de Estocolmo de Carmen Sereno
La única mentira que te he dicho es que me gustabas cuando en realidad ya te quería.
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Maldito síndrome de Estocolmo de Carmen Sereno
Yo no lo sabía, pero un beso puede hacer que el tiempo se detenga. Un beso puede silenciar los pensamientos más oscuros y las palabras más hirientes. Un beso es la cura contra el dolor, porque un beso es el perdón por todos los pecados de la estupidez humana.
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Maldito síndrome de Estocolmo de Carmen Sereno
Pero qué tío más creído. El hombre más vanidoso sobre la faz de la Tierra, vamos. ¿Qué se habrá pensado el desgastador de espejos este? Seguro que se mete en la cama con el traje puesto, el muy imbécil.
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Maldito síndrome de Estocolmo de Carmen Sereno
Eres un borde. ¿Te has mirado el agujero del culo últimamente? Puede que tengas un palo metido ahí dentro y no te hayas dado cuenta.
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Dos formas de escribir una novela en Manhattan de Carmen Sereno
Pretender conocer a un escritor porque te gustan sus libros es como pretender conocer a un pollo solo porque te gustan los nuggets; no tiene sentido.
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Dos formas de escribir una novela en Manhattan de Carmen Sereno
Una historia que acaba bien es una historia que nunca acaba
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Dos formas de escribir una novela en Manhattan de Carmen Sereno
Si el ego de un hombre se midiera en grados centígrados, el suyo sería el causante del cambio climático.
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La edad de la inocencia