Maldito síndrome de Estocolmo de Carmen Sereno
Dicen que las personas tenemos muchas lealtades diferentes. Está la obvia, la que mantenemos con la ley. También hay una para con la pareja, los amigos y la familia, y otra para con el trabajo. Pero, además, existe la lealtad que nos debemos a nosotros mismos. Si algo he aprendido últimamente es que la mayoría de las veces todas esas lealtades colisionan entre sí. |