Cinco moscas azules de Carmen Posadas
Por otro lado, no se consideraba ni español como su madre, ni rioplatense como su padre (tampoco de ninguna otra parte, inconveniente de haber vivido auí y allá), y por eso hablaba castellano con el desapego de los apátridas, aquellos que al haber aprendido varios idiomas picotean en todos robando frases, adaptando otras hasta inventar un esperanto propio.
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