Las madres de Carmen Mola
Su disposición inicial a hacerse cargo de su hija se desvaneció cuando pasó unas horas con esa criatura que todavía era más un animal que una persona. Los informes psicológicos lo advirtieron de lo difícil que sería vivir con ella y de que era obligado un tiempo en el centro para monitorizar su evolución. Grigore aprovechó la escusa que le brindaban, se montón en un autobús de regreso a Rumanía y prometió que se mantendría al tanto de la situación. |