La escritora de Carmen Conde Abellán
¿Qué quieres? Es el mundo editorial que nos da de comer. Así que si Alejandro consigue concluir su novela, la publicaremos con un seudónimo bien raro, que suene a escandinavo. Un seudónimo impronunciable y repleto de ø, æ, ä y ö. Luego, en la contracubierta nos inventaremos varias reseñas extraídas de tres o cuatro prestigiosos y conocidísimos diarios, como por ejemplo The Bananas Republic, The Sri Lanka Independent o The Sebastopol Publishers. Diremos que el autor es un tejedor de intrigas sensacional, que es la nueva voz de la novela negra, o que es un narrador superlativo. Y por si no fuese suficiente, adornaremos el libro con una faja verde chillón que diga que ha vendido un millón de ejemplares en Bután y que ha sido traducido a ochenta y siete idiomas, incluyendo el kikuyu y el arameo clásico... Antes de que nadie se dé cuenta de que es un pedazo truño, ya habremos vendido los cinco mil ejemplares de la primera edición, lo suficiente para recuperar gastos y para que a Alejandro se le caiga la cara de vergüenza cuando comiencen a lloverle las críticas en los blogs literarios, que las habrá. Tú puedes comprar a un par de periodistas que te hagan una buena reseña en su diario, pero a no a cinco mil lectores. Y los lectores no son idiotas, por mucho que a nosotros nos gustaría que lo fueran.
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