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10 días para Año Nuevo de Carmen Amil
Creí que me volvía loco. Lo juro. Sentía impulsos casi animales, instintos que me gritaban que me acercara a ella con cualquier excusa. Cada vez que me alejaba, me dolía. Y cuando volvía a su lado, me daba por reírme por cualquier tontería, porque sentía un alivio casi físico. No sé cómo había llegado a ese punto. No sabía si había sido el paso de los días, conocerla mejor, pasar tiempo con ella, o los planes que preparé para que se olvidara de su ex, pero aquel día pensé que iba a perder la cabeza. No podía dejar de mirarla. Me había vuelto a convertir en un adolescente y lo cierto es que, aunque yo creí que disimulaba bastante bien, recibí varios codazos por parte de Jaime. –Por dios, Caleb, disimula un poco, que parece que lleves un mes sin comer y te hayan puesto delante un pastel de chocolate. |