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Las asesinas de la isla de Carlos Álvarez Parejo
Suenan golpes en la puerta. Luego, un ruido chirriante, como si alguien o algo arrastrara cuchillos por una madera. Carlos se tapa los oídos no quiere oírlo. De repente, el silencio.
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Calificación promedio: 5 (sobre 15 calificaciones)
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Las asesinas de la isla de Carlos Álvarez Parejo
Suenan golpes en la puerta. Luego, un ruido chirriante, como si alguien o algo arrastrara cuchillos por una madera. Carlos se tapa los oídos no quiere oírlo. De repente, el silencio.
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Los asesinos del guardián de Carlos Álvarez Parejo
Ahora, le notaba lanzado, como un camión sin frenos, volcado en descubrir quién era el asesino, empeñado en jugar a este juego macabro que cubría los monumentos de cadáveres. Debía ser él, un cafre irresponsable que había jugado con los sentimientos de su mujer y la estabilidad emocional de su hijo durante años, quien pusiera una nota de cordura.
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Los asesinos del guardián de Carlos Álvarez Parejo
Se trataba de un rompecabezas sin piezas, o con piezas borrosas, o perdidas, caídas bajo el sofá mientras esparcía el puzle, escondidas entre el polvo. Secretos que había que barrer y encontrar. Testimonios que faltaban, hechos del pasado, actos vergonzantes que provocaron daño a alguien, y este alguien volvía para vengarse
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Las asesinas de la isla de Carlos Álvarez Parejo
Traga saliva pero reunir el suficiente valor para acercarse a su origen. No sabe lo que está pasando. Hasta ahora, nunca había sentido esa inquietud que la aborda y la asusta tan de repente.
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Las asesinas de la isla de Carlos Álvarez Parejo
Suenan golpes en la puerta. Luego, un ruido chirriante, como si alguien o algo arrastrara cuchillos por una madera. Carlos se tapa los oídos. No quiere oírlo. De repente, silencio. |
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Los asesinos del guardián de Carlos Álvarez Parejo
Pronunciar su nombre lo aferraba a la vida después de todas estas muertes, pero, también, le dolía con toda su alma. Era una sensación extraña: vivir resultaba doloroso.
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Los asesinos del guardián de Carlos Álvarez Parejo
Pasó la nariz por encima y dejó que el olor entrase por los orificios. Los asesinatos no le impedirían disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Este juego iba totalmente en serio. Después del último mensaje, aceptaba más que nunca que podía morir en poco tiempo. Disfrutar de las cosas hasta entonces era su mayor victoria frente al asesino.
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La noche que te arrojaron por el balcón de Carlos Álvarez Parejo
Reflexiona sobre la vida y la muerte. Y en una aventura que no le corresponde, una venganza que no era suya.
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Los asesinos del guardián de Carlos Álvarez Parejo
Allí se vieron incontables veces, siempre para compartirse durante dos o tres días, no más. Edith sabía que era la única forma de retenerlo sin que le perteneciera, de hacerlo suyo en el tiempo sin acabar de perderlo
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Los asesinos del guardián de Carlos Álvarez Parejo
Pensó en Roma. Un imperio enorme. Cada día menos manejable. Y se preguntó si le aguardaba un destino similar: alcanzar la máxima grandeza para terminar ardiendo delante de un general enemigo.
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Gregorio Samsa es un ...