Malditas matematicas de Carlo Frabetti
—No os preocupéis —los tranquilizó Charly—, estáis entre mis personajes favoritos y nadie desea más que yo que sigáis existiendo. Pero, además, aunque quisiera destruirlos no podría hacerlo, puesto que vivís en la mente de millones de lectores. Ahora mismo, alguien os está leyendo.
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