Mi amiga Meno y yo de Carla Romagosa
La maca, el hipérico y la cimicífuga en su momento, mi tratamiento sustitutivo después, la osteopatía, el Yoga, el Piko-Piko, los labios rojos, los abrazos, el vino y la risa con amigas sin duda estaban funcionando. La cerveza lo acabó de arreglar. Desde entonces tomo una cerveza al día, porque hay algo en el lúpulo que Meno me pide y yo no puedo decirle que no. Bien, tampoco puedo decir que no a las aceitunas, pero ese es otro. El caso es que, por fin, era mas fuerte que mis cambios hormonales.
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