Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Vuelvo a pensar en lo poco preparados que estamos para la enfermedad y la vejez. Avanzamos inconscientes hacia ella, como ratones hacia el borde de un acantilado.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Vuelvo a pensar en lo poco preparados que estamos para la enfermedad y la vejez. Avanzamos inconscientes hacia ella, como ratones hacia el borde de un acantilado.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
La fe, en cierto modo, es un placebo. Si crees que funciona, funciona.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Me quedo mirándola y de repente me siento triste. No es más que una lista de tareas sin importancia. Pero, a menudo, esas son las cosas más conmovedoras.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Como sacerdote, hablo mucho sobre la sinceridad, pero soy una hipócrita. La sinceridad es una virtud sobrevalorada. La única diferencia real que existe entre una verdad y una mentira está en la cantidad de veces que la repites.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
«No me importa si voy al infierno —pensó—. No puede ser peor que esto».
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
No me gusta la oscuridad. Ni el silencio. En general, prefiero no quedarme a solas con mis pensamientos. No hay oración de mi repertorio que detenga las cosas que salen de sus oscuros rincones y se apoderan de mi mente dispuestas a darse un banquete.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Pero, al final, todo el mundo lleva uniforme, piensa Flo. Incluso en el colegio, y, aparte del uniforme oficial, el tipo de mochila que lleves, la chaqueta o los zapatos definen quién eres. Rica o pobre. Guay o no.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
O a lo mejor todos los adultos nos vemos así a veces. Como si simplemente estuviésemos fingiendo que somos adultos pero, por dentro, seguimos siendo niños que vamos por ahí vestidos con ropa de mayores y deseando que alguien nos diga que los monstruos no existen.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Más tarde, la religión se convirtió en uno de los apoyos de mi madre, junto con la ginebra y las voces que oía dentro de su cabeza. En mí provocó el efecto contrario. Hui en cuanto tuve oportunidad.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Todo mentiras, claro. Nunca se puede dejar atrás el pasado. El pasado forma parte de ti. Se aferra a tus talones como un perro viejo y leal que se niega a marcharse de tu lado. Y a veces te muerde el culo.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Pues no hay nada encubierto que no se llegue a revelar ni nada escondido que no llegue a conocerse. Por tanto, todo lo que hayáis dicho en las tinieblas, en la luz se oirá, y lo que hayáis susurrado en las alcobas, se proclamará sobre las azoteas. Lucas 12, 2-3 |
Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
La falta de empatía de Durkin roza lo patológico. A menudo, creo que sus aptitudes serían de más utilidad en la política que en la Iglesia, pero, claro, quizá no haya tanta diferencia. En los dos ámbitos predican a los que ya están convencidos.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Wrigley es raro, pero raro no tiene por qué significar necesariamente algo malo
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El hombre de tiza de C. J. Tudor
El Karma. Recoges lo que siembras. Si cometes una mala acción, esta acabará por volverse contra a ti morderte el trasero.
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El hombre de tiza de C. J. Tudor
Las cosas que nos definen son las que son más importantes de modificar.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
El bien no siempre triunfa sobre el mal. Las plegarias no ganan batallas. A veces necesitamos al diablo de nuestro lado. El problema es que, una vez que lo tienes de copiloto, resulta difícil deshacerte de él.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Nunca se puede dejar atrás el pasado. El pasado forma parte de ti. Se aferra a tus talones como un perro viejo y leal que se niega a marcharse de tu lado. Y a veces te muerde el culo.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Ay, qué difícil es todo cuando se tienen quince años. Quieres creer que todo el mundo es blanco y negro. Pero de adulta te das cuenta de que la mayoría de la gente habita en una zona gris. Todos estamos atrapados en medio, andando a trompicones.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
Quizá no se pueda juzgar un libro por la cubierta, pero no hay duda de que sí se puede juzgar a una persona por sus libros.
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Las chicas de Chapel Croft de C. J. Tudor
No siempre avanzamos todos al mismo ritmo. En cierto momento, la vida empieza a dejarnos atrás. Intentamos seguir avanzando con el andador y el escúter eléctrico, pero, al final, nunca conseguimos alcanzarla.
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La guerra del fin...