Una maldición oscura y solitaria de Brigid Kemmerer
Mi padre me dijo una vez que cuando nacemos nos tocan unas cartas. Una buena mano puede terminar perdiendo, asi como una mala mano puede ganar, pero todos debemos jugar las cartas que el destino nos otorga. Las elecciones que enfrentamos quizás no sean las que queremos, pero no dejan de ser elecciones.
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