Una maldición oscura y solitaria de Brigid Kemmerer
Cuando era pequeña me despertaban las pesadillas, mi madre solía decirme: . Esa historia siempre funcionó. Demasiado bien, en realidad. Solia creer que podía llamar a mi madre a través del pensamiento, hasta que fui demasiado mayor para seguir creyendo en esas cosas. |